¿Es necesaria la publicación del informe trimestral de resultados ?

¿Es necesaria la publicación del informe trimestral de resultados para la involucración de los accionistas a largo plazo?

  La pregunta resulta pertinente en estos momentos en que el Proyecto de Ley por el que se modifica el texto refundido de la Ley de Sociedades de Capital y otras normativas de naturaleza financiera se encuentra en plena tramitación parlamentaria. Esta modificación responde a la transposición a nuestro ordenamiento jurídico de la Directiva 2017/828 de la UE para el fomento de la implicación a largo plazo de los accionistas en las empresas cotizadas. Dicha directiva tiene por objeto promover la mayor participación de los accionistas en la vida societaria de las entidades emisoras, y al mismo tiempo evitar los comportamientos cortoplacistas y especulativos, tanto de compañías cotizadas, como de inversores, que generan ineficiencias en el mercado, comprometen la sostenibilidad económica de las primeras, y, en definitiva, producen una destrucción de valor a largo plazo.

Uno de los aspectos más llamativos de la modificación supondrá la libertad de decisión para las empresas cotizadas de publicar o no la información financiera de resultados trimestrales, en concreto la correspondiente al primer y tercer trimestre de cada ejercicio, ya que la semestral y anual seguirá siendo de obligado cumplimiento. Esto, aunque a priori pueda parecer un cambio positivo, sin embargo, abre un riesgo de pérdida de transparencia informativa en los mercados, a mi juicio innecesario.

Sin entrar a la valoración de las razones esgrimidas por los entes reguladores para llevar a cabo esta modificación, me interesa sin embargo apuntar algunas reflexiones respecto al contexto en que se va a producir esta modificación y sus consecuencias.

Resulta paradójico que precisamente la directiva que dio origen a este cambio se denominase Directiva de Transparencia, cuya posible consecuencia es que el mercado, es decir analistas e inversores, se encuentren de la noche a la mañana con un vacío de información relevante sobre la evolución de la gestión de las empresas cotizadas por un espacio de tiempo de hasta seis meses.

En 2016 el presidente de BlackRock, Larry Fink, en su carta anual que remite a los CEOs de las principales compañías norteamericanas y europeas, manifestaba su preocupación precisamente por las estrategias de corto plazo que algunas empresas estaban llevando acabo con el objetivo de maximizar la cotización. En aquel escrito, él incluso añadía literalmente:  "la cultura actual de histeria por los resultados trimestrales es totalmente contraria al enfoque a largo plazo que necesitamos. Creemos que las compañías tienen la obligación de ser abiertas y transparentes en términos de compartir sus planes de crecimiento, para que los accionistas puedan valorarlos, así como el grado de progreso en la ejecución de dichos planes.”

¿Podemos inferir de la carta del principal inversor institucional a nivel mundial que su recomendación a los primeros ejecutivos de entidades emisoras era que dejasen de publicar la información trimestral de resultados? A mi juicio en absoluto, y creo que el debate esta mal centrado en términos de la frecuencia de publicación, cuando debería estar en la conveniencia o no de facilitar orientación o guidance al mercado respecto a objetivos a tan corto plazo como puede ser a tres meses vista.

Resulta razonable pensar que es precisamente la práctica de algunas empresas cotizadas de divulgar dichos objetivos a corto plazo lo que genera una espiral especulativa entre los inversores, y de ansiedad entre las compañías emisoras por cumplir las expectativas, que puede conducir a graves errores de gestión con tal de batir las mismas, en perjuicio del crecimiento a largo plazo.

Involucrar a los accionistas a largo plazo supone, entre otras cosas, facilitarles el entendimiento y seguimiento de la actividad y del modelo de negocio de la compañía, y ello se consigue a través de un equity story enfocado y actualizado de manera sistemática, y con un reporting trimestral de calidad que permita identificar el progreso de la compañía en la dirección trazada por la estrategia corporativa de largo plazo. El reporting trimestral no puede ser nunca sustituto de la transparencia, sino una herramienta para promoverla.

En este punto, conviene recordar las acertadas recomendaciones que publicó la CNMV en enero de 2012 sobre el contenido de la Información Financiera Trimestral para guiar a las empresas cotizadas en la aplicación del articulo 120 del texto refundido de la Ley del Mercado de Valores sobre la denominada declaración intermedia de gestión (informes financieros del primer y tercer trimestre) que próximamente se derogará.

Sin embargo, mucho han evolucionado desde entonces, tanto el entorno de los mercados, como las necesidades de información de los inversores, de tal manera que, a mi juicio, han dejado cortas estas recomendaciones. Aspectos como la gestión del capital y el endeudamiento son ámbitos de la gestión cada vez más monitorizados por los inversores, así como la información de carácter no financiero, no sólo la referente a las líneas de negocio y quizás los mercados geográficos, sino también la referente a la actividad de las empresas cotizadas con impacto medio ambiental, social y en gobierno corporativo (ESG).  Si además hablamos de compañías que se encuentran en una profunda fase de transformación o crecimiento, la ausencia de información de gestión durante un dilatado tiempo puede representar una oportunidad perdida de captación o atracción de capital o incluso un generador de volatilidad, y por tanto de aumento de su coste de capital.

Si analizamos la situación de la empresa cotizada española respecto a lo que podemos considerar un informe trimestral de resultados al uso, es decir, un informe con los estados financieros completos, incluido el estado de flujos de efectivo, una adecuada narrativa en la que se describa la evolución de la gestión desde la perspectiva de la empresa para facilitar la comprensión de las cifras, la publicación de indicadores de carácter no financiero con especial atención a los referentes a las líneas de negocio y mercados geográficos si es el caso, e incluso la información de gestión o métricas más relevantes en cuanto a ESG, podemos concluir que hay una oportunidad clara de mejora de la calidad y profundidad del reporting trimestral, tal y como se puede observar en la siguiente tabla, resultado del análisis de la información disponible a través del respectivo espacio web de “Accionistas e Inversores”.

Por tanto, renunciar a la divulgación trimestral supondría un daño importante a la transparencia y a la información disponible para los inversores con consecuencias inevitables sobre la valoración de las compañías cotizadas. Sería deseable que la experiencia del mercado británico con mínima incidencia de la modificación desde su aprobación en 2014, a penas un 10% dejaron de publicar información trimestral, no solo se reproduzca en nuestro país, sino que además las empresas que hoy sitúan su nivel de cumplimiento en el mínimo legal se animen a aprovechar la oportunidad de aumentar el alcance de su información con carácter recurrente.

 No es una cuestión de generar la parálisis por el análisis desde las políticas de comunicación de las empresas, sino de facilitar a los inversores el entendimiento de los negocios y la formación de las expectativas. En una ocasión Warren Buffet comentó que la contabilidad es sólo el principio y no el final de la valoración de una empresa o un negocio, a lo que añadiría que, en cualquier caso, es un buen punto de partida.

Francisco Blanco Bermúdez

 Socio fundador de Sigma Rocket (www.sigmarocket.com)
Director académico del Curso Avanzado en Relaciones con Inversores, Instituto BME

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